Celebrando la Resurrección
de Jesús, el Camino, la Verdad y la Vida, ejemplo de Amor incondicional.
Desde la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en Argentina la Revista Passione Azzurra, Junto a
Sportivo Italiano desde el 10/7/1999 saludamos a todos en Argentina, a los descendientes de las personas de la República de Italia y de todos los
países del mundo !
21/4/2019: Feliz Domingo y Feliz Pascua de Resurrección Nuestro Amado Maestro Santísimo Jesús Cristo !!!
21/4/2019: Buona Domenica e Buona Pasqua di Risurrezione di Gesù Cristo !!!
“Buona Pasqua per tutti !!!”
Info:
Revista Passione Azzurra, Junto a Sportivo Italiano.
21/4/2019: Feliz Domingo y Feliz Pascua de Resurrección Nuestro Amado Maestro Santísimo Jesús Cristo !!! Letra tamaño 18
21/4/2019: Buona Domenica e Buona Pasqua di Risurrezione di Gesù Cristo !!!
HISTORIA DE LA PASCUA DE RESURRECCIÓN DE JESÚS CRISTO
La Pascua (También llamada Pascua de Resurrección, Pascua
Florida, Domingo de Pascua, Domingo de Resurrección o Domingo de Gloria) es
la fiesta central del cristianismo, en la que se conmemora, de acuerdo con los
evangelios canónicos, la resurrección de Jesucristo al tercer día después de
haber sido crucificado y que se prolonga durante ocho días, hasta la Octava de
Pascua.
La Pascua marca el final de la Semana Santa, en la que se
conmemora la muerte y resurrección de Jesús. A la Semana Santa le sigue un
período de cincuenta días llamado Tiempo pascual, que termina con el Domingo de
Pentecostés.
Continúa en el siguiente Enlace:
Día litúrgico: Domingo de Pascua (Misa del día)
Texto del Evangelio
(Jn20,1-9):El primer día de la semana va María
Magdalena de madrugada al sepulcro cuando todavía estaba oscuro, y ve la piedra
quitada del sepulcro. Echa a correr y llega donde Simón Pedro y donde el otro
discípulo a quien Jesús quería y les dice: «Se han llevado del sepulcro al
Señor, y no sabemos dónde le han puesto».
Continúa en este Enlace:
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Foto / Imagen: 21/4/2019: Feliz Domingo y Feliz Pascua de
Resurrección Nuestro Amado Maestro Santísimo Jesús Cristo !!! 21/4/2019: Buona Domenica
e Buona Pasqua di Risurrezione di Gesù Cristo !!! (Edición: Alessandro
Valloni-Revista Passione Azzurra).
Dios nos
bendice Amado y Glorioso Sportivo Italiano !!! Forza Azzurro! Alessandro
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HISTORIA DE LA PASCUA DE RESURRECCIÓN DE JESÚS CRISTO
Día litúrgico: Domingo de Pascua (Misa del día)
Texto del Evangelio
(Jn20,1-9):El primer día de la semana va María
Magdalena de madrugada al sepulcro cuando todavía estaba oscuro, y ve la piedra
quitada del sepulcro. Echa a correr y llega donde Simón Pedro y donde el otro
discípulo a quien Jesús quería y les dice: «Se han llevado del sepulcro al
Señor, y no sabemos dónde le han puesto».
Día litúrgico: Domingo de Pascua (Misa del día)
Texto del Evangelio (Jn20,1-9):El primer día de la semana va María
Magdalena de madrugada al sepulcro cuando todavía estaba oscuro, y ve la piedra
quitada del sepulcro. Echa a correr y llega donde Simón Pedro y donde el otro
discípulo a quien Jesús quería y les dice: «Se han llevado del sepulcro al
Señor, y no sabemos dónde le han puesto».
Salieron Pedro y el otro discípulo, y se encaminaron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió por delante más rápido que Pedro, y llegó primero al sepulcro. Se inclinó y vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llega también Simón Pedro siguiéndole, entra en el sepulcro y ve las vendas en el suelo, y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a las vendas, sino plegado en un lugar aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó, pues hasta entonces no habían comprendido que según la Escritura Jesús debía resucitar de entre los muertos.
Salieron Pedro y el otro discípulo, y se encaminaron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió por delante más rápido que Pedro, y llegó primero al sepulcro. Se inclinó y vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llega también Simón Pedro siguiéndole, entra en el sepulcro y ve las vendas en el suelo, y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a las vendas, sino plegado en un lugar aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó, pues hasta entonces no habían comprendido que según la Escritura Jesús debía resucitar de entre los muertos.
«Entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al
sepulcro; vio y creyó»
Mons. Joan Enric VIVES i Sicília Obispo de Urgell - (Lleida, España)
Hoy «es el día que hizo el Señor», iremos cantando a lo largo de toda la
Pascua. Y es que esta expresión del Salmo 117 inunda la celebración de la fe
cristiana. El Padre ha resucitado a su Hijo Jesucristo, el Amado, Aquél en
quien se complace porque ha amado hasta dar su vida por todos.
Vivamos la Pascua con mucha alegría. Cristo ha resucitado: celebrémoslo
llenos de alegría y de amor. Hoy, Jesucristo ha vencido a la muerte, al pecado,
a la tristeza... y nos ha abierto las puertas de la nueva vida, la auténtica
vida, la que el Espíritu Santo va dándonos por pura gracia. ¡Que nadie esté
triste! Cristo es nuestra Paz y nuestro Camino para siempre. Él hoy «manifiesta
plenamente el hombre al mismo hombre y le descubre su altísima vocación»
(Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes 22).
El gran signo que hoy nos da el Evangelio es que el sepulcro de Jesús
está vacío. Ya no tenemos que buscar entre los muertos a Aquel que vive, porque
ha resucitado. Y los discípulos, que después le verán Resucitado, es decir, lo
experimentarán vivo en un encuentro de fe maravilloso, captan que hay un vacío
en el lugar de su sepultura. Sepulcro vacío y apariciones serán las grandes
señales para la fe del creyente. El Evangelio dice que «entró también el otro
discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó» (Jn 20,8).
Supo captar por la fe que aquel vacío y, a la vez, aquella sábana de amortajar
y aquel sudario bien doblados eran pequeñas señales del paso de Dios, de la
nueva vida. El amor sabe captar aquello que otros no captan, y tiene suficiente
con pequeños signos. El «discípulo a quien Jesús quería» (Jn 20,2) se guiaba
por el amor que había recibido de Cristo.
“Ver y creer” de los discípulos que han de ser también los nuestros.
Renovemos nuestra fe pascual. Que Cristo sea en todo nuestro Señor. Dejemos que
su Vida vivifique a la nuestra y renovemos la gracia del bautismo que hemos
recibido. Hagámonos apóstoles y discípulos suyos. Guiémonos por el amor y
anunciemos a todo el mundo la felicidad de creer en Jesucristo. Seamos testigos
esperanzados de su Resurrección.
VIGILIA PASCUAL (B) (Mc 16,1-7): «Jesús de Nazaret, el Crucificado. Ha
resucitado»
+ Mons. Ramon MALLA i Call Obispo Emérito de Lleida - (Lleida, España)
Hoy, la Iglesia celebra con júbilo la fiesta principal: el triunfo de su
Cabeza, Cristo Jesús. La Resurrección de Jesucristo es un hecho del que no podemos
dudar. Es comprensible que no sea extraño que un hecho celestial, un cuerpo
resucitado, no pueda ser captado por medios terrenales. Pero muy pronto María
Magdalena y la madre del Apóstol Santiago, recibían un testimonio indudable,
comprobado después con muchas apariciones, realizadas de tal modo que excluyen
del todo la sospecha de alucinaciones: «No os asustéis. Estáis buscando a Jesús
de Nazaret, el crucificado. Ha resucitado; no está aquí. Mirad el lugar donde
lo pusieron» (Mc 16,6).
Además del gozo por el hecho de la Resurrección de Cristo, este
acontecimiento nos trae la alegría de contar con una respuesta, jubilosa y
clara, a los interrogantes del hombre: ¿qué nos espera al final de la vida?;
¿qué sentido tiene el sufrimiento en la tierra? No podemos dudar de que,
después de la muerte, nos espera una vida nueva, que será eterna: «Allí le
veréis, tal como os dijo» (Mc 16,7). San Pablo lo afirma con gran
convencimiento: «Si hemos muerto con Cristo, confiamos en que también viviremos
con Él. Sabemos que Cristo, habiendo resucitado, no volverá a morir. La muerte
ya no tiene poder sobre Él» (Rm 6,8-9). Lógicamente, al interrogante sobre el
final de la vida, el cristiano responde con alegre esperanza.
El Evangelio de hoy pone de relieve que el joven —el ángel— que habla a
las mujeres, une los dos conceptos de dolor y gloria: el que ha resucitado es
el mismo que fue crucificado. Dice san León Magno: «… (por tu cruz) los
creyentes sacan fuerza de la debilidad, gloria del oprobio, y vida de la
muerte», las cruces cotidianas son, pues, camino de Resurrección.
VIGILIA PASCUAL (C) (Lc 24,1-12) «¿Por qué buscáis entre los muertos al
que está vivo? No está aquí. Ha resucitado»
Fr. Austin NORRIS - (Mumbai, India)
Hoy, contemplamos la Gloria del Señor resplandeciente en su victoria
sobre el sufrimiento y sobre la muerte. Promete una vida nueva a todos aquellos
que buscan y creen en la Verdad de Jesús. Nadie se sentirá defraudado como no
se sintieron aquellas mujeres que «fueron a la tumba con perfumes y ungüentos»
(Lc 24,1).
Los perfumes y ungüentos que debemos llevar durante nuestra existencia
son una vida dando testimonio de la Palabra de Dios, cuando Jesús hecho hombre,
dijo: «Yo soy la resurrección. El que cree en mí (…) vivirá, y no morirá jamás»
(Jn 11,25-26).
Dentro de nuestra confusión y dolor parece que nos volvamos miopes y no
podamos ver más allá de nuestro entorno inmediato. Y el «¿por qué buscáis entre
los muertos al que está vivo?» (Lc 24,5) es una llamada a seguir a Jesús y a
buscar la presencia del Señor "aquí y ahora", en medio del pueblo del
Señor y de su sufrimiento y dolor. En uno de sus discursos de Miércoles de
Ceniza, el Santo Padre Benedicto XVI dice que «la salvación, de hecho, es don,
es gracia de Dios, pero para tener efecto en mi existencia requiere mi
asentimiento, una acogida demostrada con obras, o sea, con la voluntad de vivir
como Jesús, de caminar tras Él».
Por nuestra parte, «al regresar del sepulcro…» (Lc 24,9) de nuestras
miserias, dudas y confusiones, podemos también brindar a nuestros semejantes en
este valle de lágrimas, esperanza y seguridad. La oscuridad del sepulcro «dará
paso algún día a la brillante promesa de la inmortalidad» (Prefacio de las
Misas de Difuntos). Ojalá la Gloria del Señor Jesús nos mantenga en pie cara al
cielo y ojalá podamos siempre ser considerados como un "Pueblo
Pascual". Ojalá podamos pasar de ser un "pueblo de Viernes
Santo" a uno de Pascua.
VIGILIA PASCUAL (A) (Mt 28,1-10) «No está aquí, ha resucitado»
Fray Josep Mª MASSANA i Mola OFM - (Barcelona, España)
Hoy, en el Evangelio de la Vigilia pascual, late un gran dinamismo: dos
mujeres corren hacia el sepulcro, un terremoto, un ángel hacer rodar la piedra,
unos guardas asustados caen como muertos. Y Jesús, vivo y resucitado, se hace
compañero de camino de aquellas mujeres…
La mujeres son las primeras en experimentar la resurrección de Jesús, y
esto sólo viendo el sepulcro vacío y al ángel que les anuncia: «Vosotras no
temáis, pues sé que buscáis a Jesús, el Crucificado; no está aquí, ha resucitado,
como lo había dicho…» (Mt 28,5-6). Son también las primeras en dar testimonio
de su experiencia: «Id enseguida a decir a sus discípulos: ‘Ha resucitado’» (Mt
28,7).
Enseguida creen. Pero su fe es una mezcla de miedo y de alegría. Sentían
miedo por las palabras del ángel, con un anuncio que va más allá de las
expectativas humanas. Y alegría por la certeza de la resurrección del Señor,
porque las Escrituras se habían cumplido, por el inmenso privilegio de la
primicia pascual que han recibido. La fe, pues, aún produciendo una gran
alegría interior, no excluye el miedo.
Se van a anunciar aquella experiencia del Resucitado, que han hecho sin
haberlo visto. Jesús les premia esta fe y se les aparece mientras van por el
camino.
El centro de toda la experiencia de fe no es en primer lugar una
doctrina ni unos dogmas. Es la persona de Jesús. La fe de las dos mujeres del
Evangelio de hoy está centrada en Él, en su persona y en nada más. ¡Lo han
experimentado vivo y van a anunciarlo vivo!
Otra mujer, santa Clara, escribía a santa Inés de Praga que debía
centrarse en Jesús resucitado: «Observad, considerad i contemplad a Jesucristo
(…). Si sufrís con Él, reinaréis también con Él; si con Él lloráis, con Él
gozaréis; si morís con Él en la cruz de la tribulación, poseeréis con Él las
eternas moradas».
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Fuente: evangeli.net
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